domingo, 12 de febrero de 2017

SEMBLANZA presentación “Del corazón p’adentro”

Buenas tardes.
Estimadas compañeras y compañeros de letras.  Letras escritas y letras leídas.
Esto de escribir un libro es cosa fácil, tanto como lograr una estatua desbastando una roca con el cincel o una madera con gubia, formón, escoplo.  Aún con una bola de barro llegar a un jarrón y con pastas de colores dibujar una vida sobre la tela.  Es arte también el cantar de la cigarra que acompaña la tarea de las hormigas y que nos avisa que hará mucho calor y debemos hidratarnos.  Claro que la pobre tiene mala prensa.
Es fácil, mas creo que nunca me saldría una obra que no sea escribiendo.

El tema es arribar a la persona y a su tiempo.  En éste se conjugan las circunstancias y afluye la necesidad de comunicación hacia los demás. 
Claro está que…
Oímos decir que un humano habla a una planta y ésta crece más rozagante que otras ¿Por qué no ocurriría que un ser de un “cuarto reino” nos transmita ondas de activación para despertar alguna de nuestras capacidades?
Entonces sería lo suficiente pedante argüir reinos mineral, vegetal y animal simplemente porque los vemos, porque racionalmente percibimos con nuestros sentidos físicos los objetos de nuestro entorno. 
El caso es que tenemos, mal que nos pese, otros sentidos como percepción adicional.  Son otras capacidades y ésta de sentir nos impulsa a ir más adentro para recabarlas.  Y aquí ubico a las circunstancias  ¿suerte?  ¿destino?
Es así como que no me creí dueño de las notas que están en mi libro y me negué a publicarlas.  Luego, en una reversión total de ésta idea me consideré “herramienta” de todo este sistema del conocimiento y acepté difundirlas.
Es que cada una de ellas me surgió del subconsciente hasta la punta del bolígrafo.  Tal es así que para traerlas al consciente debí leerlas para saber qué cosa había escrito.

En las pequeñas observaciones de la vida cotidiana voy centrando mis notas como incitación a mirar nuestro derredor, a apreciar a personas y cosas y devenir en una comprensión del mismo.  Bueno… a veces le agrego mis fantasías, pero a veces nomás.
Todo este proceso se me inició desde adolescente.  Por ése tiempo escribí algunos poemas sencillos.  Hasta entusiasmado con la música tropical arribé a escribir la letra de una cumbia. 

Luego llegaron tiempos “oscuros” -visto desde la óptica poética-.  Es que el instinto llama y, como animal que soy, decidí la preservación de la especie.  La procreación en nuestra sociedad nos impele a trabajar duro y a especializarnos en las técnicas de supervivencia. 
En mi caso fue el tema económico en los estudios de Contador.  No, no llegué a coronar mis esfuerzos con una cartulina, aunque me especialicé en el Análisis de Sistemas que otorgó un cariz distinto a mi actividad administrativa y sustentó la vida de mi familia que es, en definitiva, el fin de mi trabajo. 
Otra etapa posterior a ésta fue la inserción en los estudios de Demografía y Turismo.  Aquí recogí un panorama de tono social que paulatinamente fue desplegando en mí un nuevo punto de vista de la vida.

En mi afán de conectarme con las demás personas desarrollé un magazine radial turístico-cultural en una emisora de Buenos Aires durante el cual emití programas alternando destinos nacionales e internacionales.  Pretendí acercar las vivencias distantes a través de la palabra.

Luego integré el Taller Literario de Sebastián Barrasa durante el cual me salieron a la luz otros potenciales.  Fue la libertad para crear en formas de prosa, verso y diálogo una buena cantidad de las obras insertas en mi libro.  Aún hay más.

Y seguí observando:
Aspectos sicológicos y sociológicos del animal humano en lucha constante con el sistema económico de absorción de la personalidad: la negación de la creatividad, la aceptación a patrones de comportamiento masivo.
La primacía en la elevación cuantitativa entre individuos en contraposición a la elevación cualitativa interior al individuo. 
Se prioriza el ser más que los demás frente a ser más que sí mismo.  En fin, aquel primer direccionamientos conduce a una guerra de todos contra todos.  Soslayada, pero guerra sin dudas.
Y resultaría natural pensar que será así que el predador del humano es el propio humano  ¿Quién si no?

A luces vista y recorriendo la historia, en principio, recogemos un sinfín de matanzas  ¿Es que acaso han sido útiles para regular la cantidad de individuos en la especie humana?  Yo no tengo la respuesta.  Yo tengo mi respuesta: debo decir que sí.
¿Tan trágico es esto?  Sí, lo es, pero la solución sigue su marcha…
Hoy somos muchos individuos, muchísimos.  Luego hablar de matanza será hablar de ¿mil muertos?  Es poco.  Regular la población humana acorde a los alimentos que se producen hoy requiere más muertos.  Por esto hablamos ya de genocidios.  Y se dan.  Bastará referirme, al menos, a todo lo que enuncia Eduardo Galeano en “Las venas abiertas…” y “Patas arriba”.

En nuestra vida mundana son muy variadas las cosas y así como hay espinas también gozamos de rosas.
Es que nuestro mundo nos proporciona válvulas de escape al atosigamiento cotidiano.  Algo así como para amar un poquito más a nuestros semejantes.  
Debemos munirnos de la suficiente amplitud de criterio para escaparnos de la estructura con que la economía nos aprisiona.  O sea, pensar.

Si digo hacer turismo nuestra cabeza viaja en un periplo por el mundo.  Y no es esto, necesariamente.  La plaza de nuestro barrio o del barrio vecino nos da un microturismo adecuado a la relajación mental.
Observando el entorno –vuelvo al entorno y a la vida cotidiana mencionada al inicio- encontramos a todos nuestros vecinos: humanos grandes, humanos chicos, pájaros, perros, árboles, flores.  Vecinos para compartir, vecinos para no competir.
Y de tanto en tanto la lectura de un capítulo del libro que llevamos para alternar la estancia.
Agradezco a los presentes la atención a éstas mis palabras
a Editorial Almaluz y a todo su equipo la estructura profesional para hacer llegar a ustedes ésta obra mía
a la Licenciada Adriana Rodríguez, Directora de Almaluz, que condujo con precisión mi impulso literario
a María Valentino, colega escritora, con quien departimos a menudo sobre tónicas de expresión de nuestros sentires

a Dora, mi pareja, que -como bien dice el refrán “detrás de todo hombre hay una gran mujer”- alentó mis esperanzas para publicar esta obra.

Título del Libro

“del



     
corazón




p’adentro”





José Galeano
Agradezco a:




María Damiana Valentino que echó a volar la mágica llave para entrar al mundo fantástico de los escritores: Almaluz.

Editorial Almaluz y a todo su equipo por el apoyo estructural.

Lic. Adriana Rodríguez, Directora de Editorial Almaluz, acabada intérprete de sentimientos.


DEDICATORIA




a todos los lectores que
con su imaginación
renacen las vivencias
que los escritores
encriptamos
en los libros

                                        
PRÓLOGO
                                                                          
Un prólogo es algo así como lo que está antes que otro algo.
Tal vez me sirve para disculparme por lo que les cuento luego.
Es que no me siento muy dueño de mis ocurrencias.
Porque lo que viene a continuación lo percibo como el haberlo recibido de alguien más, de otro ser.
¡Me siento tan pequeño!
Y más, aún, luego de un experimento científico que realicé.  Les cuento.
Resulta que apunté mis ojitos a un microscopio y vi.  Vi un objeto con otros más que les giraban alrededor.  Por convención les llamé núcleo al del centro, electrón a los demás y átomo a todo el conjunto.
Me dije: -esto es como arribar a un infinito.
Hete aquí que, luego, apunté mis ojitos a un telescopio y observé un objeto con otros más que les giraban alrededor.  Por convención les llamé estrella al del centro, planetas a los demás y sistema planetario al conjunto de todos ellos.
-Esto es como llegar a otro infinito- me dije.
¿Y yo?
¿Yo estoy en medio del infinito?
¡Me siento tan pequeño!
En este contexto de infinitud es el hombre un ser ínfimo.  Bastará comprender esta pequeñez para sustraernos a las miserables rivalidades que nos enfrentan y los enconos que nos separan.
¿Arribar, tal vez, a un estadio de placidez?
Tal vez…
Será que debamos bogar por la humildad en nuestras concepciones de vida.  Será que debamos bogar por ser mejores que nosotros mismos antes que ser más que los demás.  Creo que aquí es donde está la lucha verdadera porque éste es el camino para llegar al infinito: hallar dentro de nosotros un algo más para ser mejor.
En la perseverancia –no mucha- de esta idea dejo a continuación algunos retazos de circunstancias de vida que recibí, como antes dije.
Cada historia tiene un final feliz.  Nada más debemos saber administrarla.
Juzgadme constructivamente y seguiré construyéndome.
Os lo agradeceré.


LUISA Y ARMANDO
                                                   
Había una vez una pareja de enamorados.
Se conocieron por internet en uno de esos sitios para buscar pareja.
Y los dos buscaban pareja.  O sea que se encontraron.
Ya pasaron como diez meses del primer contacto y… no se conocían personalmente.
Bueno… un poco sí porque se mandaron las fotos por el correo electrónico.  Además se contaron muchas cosas de ellos, aunque no todas.  Y se contaron la verdad, doy fe de ello porque los conocí.
Todas sus cartas eran dignas de elogio, visto desde afuera demostraban comprensión mutua a las preocupaciones de la vida de cada uno por parte del otro.
Luego se hablaron por teléfono y sus voces y modulaciones se gustaron mutuamente.
La ansiedad del uno hacia el otro se incentivó.
Fue como iniciar una carrera hacia el acercamiento.
Por tanto, el tiempo de conocerse a través de la distancia fue cumplido y llegó el tiempo de verse en persona.
Se citaron en un café del centro y se tomaron su tiempo para ir bien presentados.  La ocasión lo merecía y la pareja también.
Acordaron que el primero que llegara le daría su nombre al mozo así el segundo en llegar se lo preguntaría y el mozo indicaba la mesa sin que hubiera lugar a confusión.
Este trámite resultó exitoso sólo que él, cuando se fue acercando a la mesa señalada, no lograba concebir lo que estaba viendo.  Pero siguió y al llegar preguntó: ¿Luisa?
Ella, girando su cabeza quedó tan sorprendida como antes él: ¿Armando?
Las lágrimas brotaron sin cesar de los ojos de ambos.
Si habían sembrado esperanzas y desesperanzas durante estos diez meses, ahora estaban cosechando sólo esperanzas.
Se abrazaron y acariciaron por mucho rato y sin decirse palabra alguna.  Para qué hacerlo si ya se habían dicho tantas.
Ahora estaban hablando sus ojos.
Al fin, llamaron al mozo y le pidieron una merienda.  También que retirara las sillas que daban a la mesa.
Y enfrentando sus sillas de ruedas no dejaron de mirarse a los ojos y tomarse las manos.

                                               
EDAD DORADA

Amor de adulto, amor del día
que ya no dura toda una vida
porque el mañana no existe ya.

Y sin embargo es inevitable
el escaparse de lo implacable
pues tu perfume en mi cama está.

Quedó ese signo, quedó esa marca
de la contienda en la comarca
y me persigue como diciendo ¡Espérala!

Estás ausente y estás presente
Ineludible estás en mi mente
y al roce activo de nuestras pieles la vida va.

Amor de adulto, amor del día
en que cada día es toda la vida
y el tiempo late la eternidad.


MAÑANA DORADO

La espera no es vana
la espera me eleva
a un podio que lleva
a un bello mañana

Mañana es mejor
el hoy ya se acaba
Que bello mañana
me espera con vos

Sin promesas vanas
sin fingidos goces
pregonando a voces:
“con vos es mañana”

Con dudas y amor
con risas y lágrimas
Que bello mañana
se acerca de a dos

Esperando estoy
el bello mañana
¿Qué engaño me llama?
¡Si el mañana es hoy!


ET CETERA

Todo lo más por decir
Todo lo más por contar
¿Acaso será abreviar
por olvidar o mentir?

¿Evitar o simular?
¿Esconder o consentir?
cuando se quiere partir
sin acaso comprobar
                          
Dos palabras hasta aquí
ocho letras solamente
y una treta obviamente

proveniente del latín
EXTRAMUNDO
cuadro 1
escena 1
personajes: Erwin & Row
                                                        
RELATOR. Vamos dentro de una cápsula espacial que está orbitando alrededor de la Tierra.  Dentro, los dos astronautas que comandan la nave.  Están ubicados uno al costado del otro.  Van sentados en sendas butacas totalmente anatómicas y adecuadamente  sujetos con los correajes como para permitirles cierta flexibilidad a sus cuerpos.  Se hallan rodeados por paneles con indicadores luminosos, pulsadores, palancas, pantallas, micrófono, parlantes, bocinas.  
A los laterales y arriba de ellos, sobre las paredes exteriores de la nave, están instalados ojos de buey para avistar el exteriorDesde unos penetra la intensísima luz del Sol privada ya de la protectora capa atmosférica de la corteza terrestre, de otros se percibe la negrura del universo infinito.

ROW.  Erwin.  Hey…  ¡Erwin, despierta!
ERWIN.  Qué… ¿Ya es mi turno?
ROW.  No.  Hay algo importanteMira tu pantalla.
ERWIN.  Pero hoy bajamos ¿no?
ROW.  Sí, tal vez.
ERWIN.  ¿Cómo tal vez?  Hoy viene el recambio de tripulación.
ROW.  Mira tu pantalla.  Hay algo importante.
ERWIN.  Tengo sueño.  Cuéntame.
ROW.  Mmm...  ¿Recuerdas que la semana pasada empezó un experimento en Suiza con “La máquina de Dios” …
ERWIN.  Sí, me acuerdo  ¿qué más?
ROW.  Pues que generaron antimateria y, además, la máquina se les fue de control.
ERWIN.  ¿Y?
ROW.  Empezó a comer materia.
ERWIN.  ¿Qué materia?
ROW.   Toda.
ERWIN.  ¿Cómo toda?
ROW.   Toda.  Empezó con la misma máquina, siguió con los científicos
ERWIN.  ¿Las personas?
ROW.  Sí, y todo lo demás: casas, montañas, países, Suiza, Francia, Europa… a medida que avanzaba se fue incrementando el volumen de fagocitación.
ERWIN.  ¿Europa?
ROW.  Sí.
ERWIN.  ¿Y qué queda?
ROW.  Asómate a la ventanilla.

ERWIN.  Pe… pe… pero no…  no puede ser.  Le falta un pedazo a la Tierra…
ROW.  Sí.  Además capté un detalle: estamos en una órbita más alejada a la original y esto significa que la Tierra o lo que de ella queda ejerce una menor fuerza de atracción sobre esta estación orbital.
ERWIN.  Pero se puede revertir el proceso ¿no?
ROW.  Difícil.  La única máquina que había se la comió la antimateria, como te dije antes.  La llamaron “la máquina de Dios”.  Parece que el desafío no resultó halagüeño.
ERWIN.  Cierto, Row pero… es espantoso.  ¿Y cómo te enteraste?
ROW.  Desde el Pentágono no pudieron conectarse con varias ciudades y concluyeron en este cataclismo cuando siguieron la evolución de la antimateria por satélite.  Ah… tengo otro cable.  Hoy no habrá recambio de tripulación.  Se suspendió el despegue del transbordador.
ERWIN.  ¿Y para cuándo será?
ROW.  ¿Tu qué crees?  Están bastante ocupados allá abajo como para acordarse y ocuparse de nosotros.

ERWIN.  Mira Row ¡Oh, Dios! No está el océano.  Falta medio planeta.
ROW.  Mmm… se cortó la conexión con la NASA… la órbita se amplió aún más… mmm… ya…
ERWIN.  ¿Ya qué?
ROW.  Ya escapamos a la atracción terrestre.  Bueno… a la nada.  Observa la cámara retrovisora.
ERWIN.  Sólo veo la Luna…  ¡Un pedazo solamente!
ROW.  Mi querido Erwin, esto es algo así como el Big-Bang pero a la inversa: la materia se va concentrando en vez de expandirse.  Eso sí, en cámara lenta.  Ahora mira en tu pantalla de adelante.
ERWIN.  Esto no lo entiendo, escapa a mis conocimientos.  Sólo soy el médico espacial.  Explícame tú, que eres el ingeniero astronáutico.
ROW.  ¿Ves ese punto brillante justo en el medio?  Es el SolNos atrae.
ERWIN.  ¿El Sol?
ROW.  Ahá.
ERWIN.  ¿Y vamos hacia allá?
ROW.  Sí.
ERWIN.  Y porqué no diriges la estación para otro lado..
ROW.  ¿Hacia dónde?
ERWIN.  Y…

ERWIN.  ¿Y cuánto tardaremos en llegar allá?
ROW.  Varios días.  Un mes, quizá.
ERWIN.  Pero Row, no alcanzarán los alimentos.

ROW.  ¿Para qué?
EXTRAMUNDO
cuadro 1
escena 2
personajes: Erwin & Row
                                                        
RELATOR.  El cuadro es el mismo al anterior en la cápsula espacial que orbita a la Tierra.  ¿Qué queda por decir…?

ERWIN.  Row ¿cómo te sientes?
ROW.  Bien.  Tu sabes que, en estas circunstancias, estamos preparados para anular todos nuestros sentimientos.  Nuestros condicionamientos son extremos.  Llegamos a despreciar nuestras vidas en pos de la salvación de todo un planeta con miles de millones de seres de los cuales conocemos apenas a unos seis o siete en cantidad y a ninguno en profundidad.
ERWIN.  Parece que estás muy convencido de ello.
ROW.  Sí  ¿Y que hay de ti?
ERWIN.  Pensando en la vida.
ROW.  Mmm…  No queda mucha que digamos.  Sólo tú, yo y todo un planeta hecho nada.
ERWIN.  Justo en eso pensaba.  Mi educación profesional es toda inversa a la tuya y recordé… qué tonto ¿no? que… mientras hay vida, hay esperanza.
ROW.  Sí, eso dicen.  Y nuestra esperanza es convertirnos en un pavo al horno para la Navidad.
ERWIN.  Oh, Row.  No te acicatees con esos pensamientos.  Descansa un poco.  Duerme.  Yo me quedaré por si hay novedades.
ROW.  ¿Novedades?
ERWIN.  Bueh… es un decir.

RELATOR.  Estas palabras resultan una solución de compromiso.  No vale la pena discutir por algo por lo cual no se pondrán de acuerdo jamás.

ERWIN.  No… no puede ser… sí, puede ser… ¡Sí, Señor!  Oh, Dios…  Row, despierta  ¡Row!
ROW.  ¿Ganaste a los jueguitos?
ERWIN.  No, Row  ¡Oh, mi Gran Dios!  Escucha Row: no estamos yendo hacia el Sol… la Tierra no desapareció.  Está todo y está en su lugar y nosotros seguimos dando vueltas y hoy vienen a reemplazarnos.
ROW.  Tu ya enloqueciste, Erwin.
ERWIN.  No, escúchame.  Todo lo que vimos fue mentira.  Bueno, casi todo.
ROW.  ¿Todo o casi todo?
ERWIN.  Te cuento.  Un hacker se metió en los sistemas informáticos de la NASA y envió toda la información que recibimos además de las fotos que vimos por la pantalla.
ROW.  ¿Cómo un hacker?
ERWIN.  Sí, un hacker-novelista de ciencia ficción que buscaba publicidad.
ROW.  ¿Y lo que vimos directamente por la ventanilla?
ERWIN.  Eso fue verdad.
ROW.  ¿Cómo fue verdad que desapareció la Tierra y ahora está?  ¿Cómo encontraron al hacker-novelista?
ERWIN.  Espera, de a una por vez.  La desaparición de la Tierra es la historia interesante que a ti te va a revolucionar sobremanera.  ¿Recuerdas “La máquina de Dios” de la queme hablabas?  Resulta que les fue bien con el experimento y lograron generar materia y antimateria.  En este caso antimateria gaseosa y la probaron en algo de un valor incalculable: hicieron una nube para ocultar al planeta en caso de invasión extraterrestre.  La antimateria está compuesta por moléculas de carga negativa, contraria a la materia de la Tierra.  El observador no ve nada, aunque existen ambas moléculas, porque a la distancia las moléculas de signo contrario se restan y se hace un “hueco”…
ROW.  Pero…
ERWIN.  …hicieron una envoltura de ese gas antimateria a una altura de cincuenta kilómetros desde la superficie terrestre y la población no lo advirtió porque la luz del Sol la traspasó.
ROW.  ¿Y la Luna?
ERWIN.  La Luna estaba parcialmente tapada por la Tierra y sólo veíamos una parte.
ROW.  ¿Y que hay de ése novelista-hacker?
ERWIN.  Espera… sigo.  Resulta que como no respondíamos a los mensajes se pusieron a verificar el computador paralelo de la estación orbital que está en la NASA y que es como un back-up
ROW.  Sí, ya lo .
ERWIN.  …allí se dieron cuenta de la intromisión, comenzaron a anular los mensajes piratas y a restablecer las conexiones.
ROW.  Esto es mucho para mí, Erwin.  No salgo de mi asombro.  Confié plenamente en esta máquina.  Ni siquiera busqué dentro de mí para saber qué sentía yo.
ERWIN.  Descuida, Row.  No eres el único.
ROW.  ¿Encontraron al hacker… novelista y todo lo demás?
ERWIN.  Sí, en Sudamérica… en Argentina… un tal…José Galeano, dice el cable.
ROW.  ¿Y qué le van a hacer?
ERWIN.  Ya le hicieron.  Lo confinaron de por vida en una isla desierta de la Polinesia en donde puede escribir todo lo que quiera.
ROW.  ¿Y cuál es el castigo, entonces?
ERWIN.  Que lo tiene que escribir sobre las arenas de las enormes playas…
ROW.  ¿Ése es?
ERWIN.  …y a la mañana siguiente la marea le borra todo lo que escribió.

RELATOR.  El esbozo de una sonrisa es el corolario del cambio de ánimo.  La distensión da espacio a los proyectos.

ERWIN.  Y ahora Comandante ¿cuándo será nuestra próxima misión?
ROW.  Creo, amigo Erwin, que mi próxima misión será pintar cuadros.  De muy pequeño me gustaba mucho.  Tengo una amiga que me puede guiar.
ERWIN.  ¿Una amiga?
ROW.  Sí, una amiga.
ERWIN.  ¿Sólo a pintar cuadros?
ROW.  Bueno, Erwin.  Tú sabes…
ERWIN.  ¿La conozco?

ROW.  Msii… es Alicia Daract.  Tú viste algún e-mailFirma A.D.
EXTRAMUNDO
cuadro 2
escena 1
personajes: Alicia y Row
                                                          
RELATOR.  El timbre urge tiempo y los pasos desandan espacios.  Será un llamado necesario para los momentos.

ALICIA.  Hola… ¿Quién llama?
ROW.  Aló, Alicia.
ALICIA.  ¿Row?  ¡Row…!
ROW.  ¿Estás bien?
ALICIA.  Sí, Row.  Te esperaba…
ROW.  Me faltó tiempo para llamarte.  Pensé mucho en ti  ¿Sigue en pie tu promesa de enseñarme a pintar?
ALICIA.  Sí, claro  ¿Cuándo venís?  Digo… cuándo pensás…
ROW.  En una semana estaré contigo.  Debo dejar rentado mi rancho de Oklahoma.
ALICIA.  Pero… ¿No volvés a tu país?
ROW.  Esto depende de ti, Alicia, porque sigue en pie mi promesa de matrimonio, digo… sime aceptas.
ALICIA.  Oh, Row.
ROW.  Esta fue mi última misión en el espacio de la que ya te contaré.  Quiero mis pies sobre la tierra.  A propósito ¿conoces a ése José Galeano de Avellaneda, en tu país?
ALICIA.  Como novelista, nunca.  Ahora lo conocemos como hacker.  Sabes, Row, que estaba por ir unas dos semanas al Norte argentino a enseñar pintura a los niños de las escuelas rurales.  Es lo que yo hacer.  Quiero enseñarles a pintar sus esperanzas.
ROW.  ¿No tienen enseñanza de artes en la escuela?
ALICIA.  Debés saber que muchos niños van a la escuela para comer y para tener menos frío antes que para aprender a leer.
ROW.  Pero ¿no tienen “año rural” en tu país?
ALICIA.  ¿Qué es eso?
ROW.  Los estudiantes universitarios egresan luego de un año de hacer práctica profesional.  Cubren servicios en todos los pueblos del interior del país.  Mmm… este es un tema de administración del Estado de lo cual debe ocuparse el gobierno.
ALICIA.  Debe, Row.  Lo debe…
ROW.  Volviendo a lo nuestro ¿puedes esperarme?  Iremos juntos.  También les podría enseñar alguna cosa que yo hacer.  Llevaré telescopios, brújulas, sextantes y otros elementos astronómicos.  Mi amigo Erwin me dijo que “mientras hay vida hay esperanzas”.
ALICIA.  Te espero.  No tenía ganas de ir sola y ya postergué el viaje como un mes.  No dudé que aceptarías porque de esto hablamos la última vez que viniste.  A vos también te necesitan.  Sabés mucho y tenés mucho para darles.  Sos un gran tipo Row.
ROW.  Gracias mi gauchita.  Además…
ALICIA.  ¿Además qué, Row?
ROW.  …además podría ser nuestro paseo de bodas.
ALICIA.  Row… te amo.
ROW.  Y yo estoy aprendiendo a amarMi amigo Erwin me ha dado alguna lección.  Nunca es tarde para amar.  El próximo domingo llego.
ALICIA.  Pero eso es menos de una semana
ROW.  Es que ando algo ansioso por estar contigo.
ALICIA.  Te iré a esperar a Ezeiza.  Confirmame la hora de llegada y la compañía.
ROW.  OK mi gauchita.  Te amo yo también.  Nos vemos.

ALICIA.  Hasta el domingo Row.
LA MUJER
                                                            
-¿Y viene mamá?
-No mi amor, mamá no vendrá.  Vos quedate jugando mientras papá va a trabajar.  Enseguida regreso.
-Dame un besito papá.
Su mamá se fue de la casa.  El padre, férreamente, guarda las formas del cariño hacia su hija y la pulcritud del entorno.
Licina se arrellanó sobre la alfombra del living y comenzó a sacar sus juguetes desde una caja en forma de cubo con rueditas y con números pintados en cada una de sus caras semejando un gran dado.    En tanto gira desde el cubo hacia la alfombra y al volver agita graciosamente las dos colitas de su pelo rubio.  Se detiene más tiempo al recoger muñecas que al recoger otros objetos.  Sin dudas, la forma humana le transmite más apropiación.  De vez en cuando pronuncia el nombre de una de sus muñecas.  Una vez vaciada la caja la cubre con su tapa y va sentando en su borde a las muñecas luego de darles un beso y acomodarles el pelo y el vestido.
El living es un ambiente con amplio ventanal que deja entrar una buena cantidad de luz desde el jardín del fondo de la casa.  El piso de madera, en parquet, tiene al centro una alfombre y sobre ella se ubica la mesa y las cuatro sillas, todo en madera de algarrobo.  Sus paredes blancas permiten resaltar los escasos adornos:  algunos pequeños cuadros dispuestos en serie, un plato decorado, la foto de Licina cuando cumplió dos años junto a su mamá y su papá enmarcada en madera pintada en dorado, una lámina de “Amistad” de Picasso también enmarcado.
Desde el techo se descuelga un par de lámparas minimalistas negras y de formas geométricas.  Dos sillones con tapizados en cuerina color tiza ocupan buena parte del espacio.  Hacia la otra pared se apoya un mueble bajo con tres puertas y tres cajones.  Sobre él hay varios portarretratos con fotos familiares, un florero con flores frescas (las mismas que se ven en el jardín a través del ventanal), una pila de papeles sueltos (el de arriba es la factura de electricidad).  La superficie está brillante.
Una mesa ratona con tapa de vidrio sostiene una radio de regular tamaño; resalta un botón verde, tal vez por la ausencia de tres de sus perillas que habrán sido juego de la pequeña Licina.  Desde sus dos parlantes la voz de Rod Stewart invade cada rincón del living.

Licina sigue con su juego.  En un momento dirige la mirada hacia el vano en donde ubica la escalera que lleva al sótano.  Va hacia allí y tomando la muñeca con su mano izquierda se apoya en el pasamanos con la mano derecha y fijando la vista sobre cada peldaño desciende con cautela hasta quedar frente a la puerta de entrada.

Detrás de ésa puerta del sótano se desarrolla otra parte del drama.
El hombre sigue cavando el piso, febril y maquinalmente.  A un costado de la fosa se levanta el montículo de tierra que ya sacó.  Al otro costado, una bolsa negra y grande como para albergar un cuerpo humano deja escapar el hilo de un líquido rojo que se desliza por entre los ladrillos que cubren el piso y cae al mismo pozo.
-…un poco más… un poco más…
El hombre, sudoroso por el esfuerzo, apoya la pala en su pierna y desabrocha otro botón de su camisa.
Toma un respiro a su labor y recorre el ámbito.
El lúgubre sótano, apenas iluminado con la luz de la lámpara de querosén es, en sí mismo, una tumba.  Sus paredes de ladrillos están descarnadas y húmedas y sus rincones del techo con telarañas de hace años, muchos años…
-Basta, ya es suficiente, masculla y clava la pala sobre el montículo de tierra húmeda.  Respirando hondo y agachándose sobre la bolsa negra la toma desde un extremo y la desliza hacia la fosa.  Hace lo propio tomando la bolsa desde su otro extremo.  Debe estar en línea a la fosa para asegurarse que, al caer, quede totalmente extendida sobre el fondo.
Repite la operación con cuidado acercando la bolsa aún más al borde.
Por fin se tira de espaldas al suelo flexionando sus piernas y apoyando sus pies sobre la bolsa en cada extremo para que caiga toda a la vez.
Va empujando despaciosa y alternativamente con cada pierna.  Sus ojos se le irritan y lagrimean, su garganta se le va secando con el humo y el olor acre de la lámpara que al ir consumiendo el querosén también va quemando el trapo de la mecha.
Ya siente que la bolsa comienza a flotar en el vacío… cada vez más… cada vez más…
Toc… Toc… Toc… 
Si el esfuerzo descomunal de cavar, extraño a su cuerpo, hizo agitar sus pulmones hasta lo imposible y la emoción de lo ilícito de su trámite hizo palpitar su corazón a ritmos alocados, el llamado a la puerta del sótano paralizó la vida del hombre.
No oyó más su respiración, no oyó más el latido de su corazón.
Sólo sus ojos se abrieron desmesuradamente.
Solo atinó a pensar  -¿Quién…?  ¿Cómo…?  ¿Por qué justo ahora…?

Toc… Toc… Toc…
-¿Papi, estás ahí?
-Sí mi amor, ya voy.
El sonido metálico del pasador dio lugar a la puerta abierta y paso a la niña que siguió bajando los tres peldaños restantes de la escalera hasta llegar al sobrio cuarto donde Pablo la recibió alzándola y besuqueándola.
Queda poco espacio para andar por el cuarto.  Está circundado de estanterías atestadas con libros y apenas queda lugar para una rejilla con extractor para la ventilación a través de un tubo que desemboca en una torreta en el jardín del fondo.  El piso es de baldosas cerámicas y un cómodo sillón giratorio frente a la mesa de tareas permite cumplir con su trabajo durante largas horas, otra mesa más pequeña alberga un equipo computador y desde el techo baja una pantalla regulable sobre la mesa de tareas.  Un pequeño florero con jazmines sobre un estante de la biblioteca, delante de los libros, inspira al espíritu de Pablo.
-¡Ay, papi, me hacés cosquillas con tu barba!  Tengo hambre papi  ¿Me hacés la lecha?  ¿Me hacés panqueques, papi?
-Sí mi amor.  Papi te va a hacer panqueques y tu leche.
Subiendo la escalera con Licina en sus brazos, dejó sobre la mesa su tarea tan dulcemente interrumpida: papeles manuscritos por doquier, su vaso con agua a medio consumir, su lapicera…
Es algo quisquilloso con sus lapiceras, desdeña las muy elegantes que le regalan como símbolo de su profesión de novelista y prefiere las sencillas (los bolígrafos comunes) pero eso sí, siempre con tinta de color azul.  Las consume bastante, claro.  Y por aquí o por allá, sobre la mesa, algún capuchón de ellas.  Cuando acaba las lapiceras echa los cuerpos al cesto, casi con enojo, como si tuvieran que durar toda la eternidad.


MEMORIAS DE VIGILADOR I
                                                                   
Navidad…
¿Por qué recuerdo esa Navidad?
Pues…por el arbolito.  Arbolito adornado con luces que encendían y apagaban.  Luces conectadas en una zapatilla y… zapatilla que me conecta con este recuerdo imborrable de mi vida.

Hace mucho calor en Buenos Aires en tiempos de la Navidad.  Pululan los bichos de toda especie y toda cantidad de patas.  Digo patas porque los que tienen ocho me alteran.
Hete aquí que, sentado a mi mesa de vigilador en el recibidor del consorcio...  Es un recibidor de paredes vidriadas que lo separa del atrio que da a la vereda de la calle.
Digo que me encontraba sentado a la mesa y escribiendo algunas frases ocurridas en mis cavilaciones de escritorFrases que saltan así del subconsciente, sin esperarlas, y que no debo perder tiempo para escribirlas sinó después las olvidoPor eso de que son del subconsciente y no del conciente.
Digo que escribía y me llamó la atención una forma oscura que se desplazaba sobre el piso de baldosas de cerámicas blancas.  Era una araña.  Esos bichos de ocho patas que antes mencioné que me alteran.  Se desplazaba y venía desde el atrio del edificio, pasó por debajo de la puerta de vidrio y se dirigió directamente a la zapatilla en donde estaban conectadas las luces del arbolito.
Tendría unos cinco centímetros de diámetro con las patas abiertas.  La araña…
O sea que le fue posible hacer lo que hizo.
Y sabía lo que hacía...
¿Cómo sabía?
No lo y tal vez nunca lo sabré.
que me levante de mi asiento, tomé las llaves de sobre la mesa, abrí la puerta del recibidor y salí al atrio.
Simplemente pretendí alejarme de lo que antes dije: un bicho que  me altera, pero sin dañarlo.  Que cada cual siga su vida.
Ahora bien  ¿Qué hizo la araña?  Pues…meter dos patas en el tomacorriente de la zapatilla.  Una pata en cada polo.
Se incinera, pensé.
No, no y otra vez no.
Ojalá hubiese sido así.  Pero no, fue otra cosa que ocurrió y no puedo dejar de recordarlo con espanto.  Es una escena de otro mundo con un ser que es… ¡de este mundo!
Oh, es terrible… Se produjo un chispazo y el bicho comenzó a tomar mayor volumen.  Se agrandaba…
Presencié toda esta metamorfosis desde el atrio y detrás de los vidrios.
¿Hasta donde creció la araña?  No , no recuerdo… tal vez como un perro grande.
Corrí desesperado hasta la calle y llamé al encargado desde el portero eléctrico.  Quise avisarle porque, justamente, tiene… tenía su departamento en la planta baja.  En vez de responder se asomó al palier de planta baja.
No hizo tiempo a nada.  No le dio tiempo a nada.  La araña le saltó encima y lo inmovilizó con sus cuatro pares de patas.  Quedó como un muñequito de plástico: con los ojos abiertos de espanto y rígido, completamente rígido.  El animal fue apoyando sus mandíbulas sobre cada parte de su cuerpo y sorbiendo los músculos y vísceras.  Al final dejó un esqueleto con la piel pegada a los huesos.  Ni ojos: sólo quedaron los agujeros, grandes y profundos
              

Huí.